sábado, 23 de julio de 2016

Sentimientos complejos.

No sé si alguna vez os habréis sentido de las maneras que voy a explicar, y es muy difícil intentar explicarlas, pero trataré de hacerlo lo mejor.

La primera es el vacío. No un vacío que sea producido por demás. No, ese vacío que sientes, que te deja fuera de lugar. No entender el sentimiento en sí, ni por qué se produce. Y que al intentar buscar la causa acabes creyendo que hay algo que no encaja en tu ser, una pieza esté donde no debería, o simplemente haya algo roto.

Todo necesita tiempo para curar. En este tipo de circunstancias más, dado que no sabes el motivo, ni la causa, y si no te puedes permitir la ayuda de un/a profesional que te ayude, seguramente se haga muy cuesta arriba. No temas, seguro que no estás solo, y seguro que la compañía de quienes quieres te haga salir del bache.


El otro sentimiento que quiero abordar, es ese cariño que sientes hacia alguien, que no sabes cómo clasificarlo, porque no crees que sea el tipo de cariño que sientes por una amistad, pero tampoco te parece que encaje con el amor que podrías sentir por una pareja. Quieres cuidar de esa persona, velar por ella como harías con las demás, pero hay algo distinto. No sabes qué es, pero es especial. Quieres entender su mundo más allá de lo que has explorado hasta ese momento y apoyarla cuando está mal.

Ahora bien, hay sentimientos muy dolorosos que pueden surgir cuando, aunque conozcas parte del mundo que comprende el interior de esa persona, no sepas qué hacer para ayudarla cuando está mal. Puede que sea más doloroso cuando no te quiere terminar de revelar al completo el por qué está mal, o tal vez te duela más el hecho de que aún sabiendo el motivo, te sientas atado de pies y manos por "no poder hacer nada". No creáis que realmente no hacéis nada. Tal vez no podáis ayudar a esa persona todo lo que os gustaría, pero al menos, le hacéis saber que no está sola. A veces que alguien comprenda el por qué se siente mal, que la escuche y pueda sacarle una sonrisa tonta, ayuda muchísimo. No dejéis que el sentimiento de impotencia que podáis sentir sea un obstáculo para hablar con esa persona. A veces, las personas no se atreven a hacerlo, pero por dentro están gritando porque alguien pueda ayudarles, o como poco, apoyarles.

martes, 19 de julio de 2016

Miedos.

Quizás, entre los miedos más extendidos, el miedo a la soledad es uno de los más frecuentes en todo el mundo.

Muy bien,  si alguna vez os habéis sentido solos, aún rodeados de gente que queréis, sabréis de lo que hablo. De entre todos los tipos de sentimientos de soledad que he experimentado, quizás este es el que más me aterra, porque me parece ilógico. Dicen que tememos aquello que no entendemos o comprendemos, y en este caso, creo que la regla se cumple. Me asusta el hecho de que por muchas personas que puedas ver a tu alrededor, e incluso en algún momento interactúes con alguna/s de ellas, haciendo que ese sentimiento desaparezca momentáneamente, sientas cómo un muro, que solamente eres capaz de percibir, os separa.

A veces, ese "muro" que percibimos, se debe a que esa persona pueda estarse distanciando de nosotros por algún motivo que desconozcamos —O conozcamos pero no sepamos cómo ponerle remedio.—. Otras, no es más que obra nuestra. Una obra nuestra que no sabemos qué sentido tiene.

No queremos sentirnos solos, así que comenzamos a cuestionarnos por qué nos sentimos así.
Craso error. Al comenzar a divagar en este pensamiento, sólo acrecentamos nuestras inseguridades, haciendo que la soledad que sintamos sea aún más aterradora. Pensar demasiado sobre nuestros sentimientos negativos, sólo hace que les demos mayor importancia y produce, por ende, que olvidemos los motivos que mantienen nuestra felicidad.

Más allá de los factores externos que puedan darse, flagelarse emocionalmente de semejante manera no aporta ningún tipo de beneficio, ni siquiera de aprendizaje.

No es fácil enfrentarse a este tipo de sentimiento, pero sin duda, no es imposible. Hay que aprender a fijarse en todo lo que nos rodea. Tal vez demos más importancia a unas personas que otras que nos apoyan, así que tenemos que  —Por nuestro bien, y para agradecer el esfuerzo y dedicación de esas personas.— procurar abrirnos a nuestro ritmo a esas personas que podamos encontrar.

Muchas veces el compartir nuestras preocupaciones, hace que veamos las cosas desde otra u otras perspectivas, haciendo que nos demos cuenta de que realmente todo eso que creíamos percibir no era sino una obra de nuestra inseguridad, que al momento de abrirnos para liberar mínimamente esa carga
se reduce, y, en ocasiones, desaparece.

Ante todo, si conocéis a alguien que queréis en este tipo de situación, mi consejo, como alguien que ha tenido varios episodios semejantes, es que les demostréis que confiáis en ellos, y que pueden confiar en vosotros. Haceros notar en sus vidas, porque si no pueden acabar ensimismándose demasiado, degenerando en un problema mucho mayor.

Bomba de relojería.

¿Sabéis esos momentos, en los que sientes que todo te parece distante, pese a creer no haber hecho nada?

¿Conocéis ese sentimiento que hace parecer que haya una bomba de relojería atada a tu cuello y no tengas forma aparente de quitarla de ahí? Escuchando esa cuenta atrás, cada vez más dentro de tu mente, creyendo que no se puede hacer nada para evitarlo.

Frustración, sentimiento de impotencia, tratando de negar una realidad que creemos que se acerca.

Eso que tanto tememos, a veces puede ser realidad, y otras no serlo. ¿La forma de averiguarlo? Hemos de buscar algo con lo que cortar esos cables de la bomba que tenemos pegada a nosotros —aunque hayan otros que prefieran dejar que explote, si al final fuera de verdad, y no un mero producto de nuestra imaginación—.

Correr riesgos, sí. Esa es la clave. El que no arriesga no gana. Muchas veces arriesgaréis todo y más por lo que queréis —o por quienes queréis—. Tal vez sea algo que nadie perciba, o que aunque lo perciban, no le den mayor importancia. Así que, al final, sobre todas las cosas. buscad sentiros lo mejor posible con lo que sea que hayáis hecho al arriesgar y dar tanto de vosotros.

En caso de que la bomba explote, al menos habrás luchado por salvarte, o tal vez, incluso salves parte de ti, para seguir adelante. En caso de que no explote, ¡felicidades! bien pudo ser una bomba de mentira o bien pudiste salvarte de ese intento de una o varias personas de acabar contigo. Sea cual fuere el caso, luchaste y no puedes arrepentirte de no haber hecho nada, que es lo importante, ¿verdad?